En general, se dice que existen tres diferentes tipos de caballos que comprenden a la vez muchas razas y subtipos.
Caballos de tiro:
pesan más de 630 kg; estos caballos se criaban para conducir a los caballeros en las batallas con cargas completas de armas. Los caballos pesados se desarrollaron originalmente a partir de los tipos salvajes que se encontraban en Europa. Posteriormente fueron muy importantes para los trabajos de tracción en las granjas y para mover cargas o fletes pesados en las ciudades. En la actualidad están casi totalmente reemplazados por máquinas inventadas por el ser humano.
Caballos ligeros:
pesan de 405 a 630 kg; son conocidos como caballos de “sangre caliente” debido probablemente a su temperamento brioso. Se piensa que todos los caballos ligeros descienden en gran parte de los tipos antiguos asiáticos y medio-orientales, domesticados hace mucho tiempo, tal vez desde el año 3000 a.C.
Muchas razas de caballos ligeros se originaron desde entonces, y dependiendo de su tipo se agrupan de modo arbitrario en aquellos que son criados por su velocidad, para manejar el ganado, para monta o equitación y los que se usan con arneses.
Ponis:
en general miden desde 1.10 hasta 1.40 metros de altura y pesan menos de 405 kg; sin embargo, existe una gran variación en el tamaño de los ponis, lo que impide establecer una distinción marcada entre los ponis y los caballos. Son útiles principalmente como montura para niños, aunque también se exhiben en espectáculos ecuestres.